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Mostrando las entradas de abril, 2011

Cito - Parte I

Cuando la casa se quedó sola, se podía escuchar el rumoreo de las plantas. Los cantos de los grillos; los aleteos de los zancudos y las libélulas. Y su risa... Julieta y Armando habían buscado ya por todas partes. Cuando se despertaron en la madrugada nerviosos por el silencio. Julieta había revisado la cajita de cerillos y estaba vacía. Armando había sacado la lupa del cajón de la mesa de noche para asegurarse de que no se había caido de la cama... pero nada... No había rastros de Cito en toda la casa. Julieta sentía que se le estaba rompiendo algo adentro. Como cuando se cae un plato y se mira en cámara lenta todos los trozos respingar en el piso. Se habían ido a dormir con la certeza de que Cito estaba tranquilo... pero es que el muchachito no tenía llenadero, decía la nana...  quería seguir jugando todo el santo día. Había llegado a la casa de Julieta y Armando en día de verano cuando no había mucho que hacer. Julieta había estado tantas tardes sentada en el pozo del patio ha