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Mostrando las entradas de diciembre, 2011

Von Welten, die wir kennen

Ich möchte Dir eine Geschichte erzählen. In dieser Geschichte kommen Welten vor, welche Du Dir nur im Traum vorstellen könntest, denn die Realität gibt sie nicht her... Glaubst Du das? Wir würden dann in diese Geschichten eintauchen und unsere eigene Welt auch neu erschaffen. Wir sind hier und dennoch dort; in jener Welt der Geschichten, welche wir uns gegenseitig erzählen. Du bist in mir wie ich in Dir. Wir sind Viele – wie träumen zusammen und verzweifeln auch zusammen an die Vergänglichkeit unserer Fantasie. Du trägst mein Zeichen und ich das Deine. Wir folgen Naturgesetzen, aber auch Vernunft und Sehnsucht nach Gerechtigkeit. Wir möchten Frieden und Schweigen; wie sehnen uns nach einem anderen Geruch als dem des Blutes. Du und ich kennen die Geschichten der alten Welten: wir wissen, dass die Krieger tot sind, und dennoch müssen wir mit ansehen wie der Krieg weitergeht. Wo sind unsere Geschichten geblieben? Warum können wir diese nicht auch denen erzählen, welche von Gewalt und Hof

Encontrando palabras

No encuentro las palabras a veces para describirte mi método; tampoco mi fórmula, ni las instrucciones para mi uso. La mayor parte del tiempo me concentro en entregarte las palabras, el aliento, el palpitar incesante de un órgano pícaro y sanguinario que suele ser la causa de todo el supor. A veces me pierdo en la luna...cuando sueño y no encuentro las estrellas que normalmente me causan el insomnio; pienso en maneras de facilitar el manejo de mis pocos y nerviosos ataques de locura. Te busco en la tranquilidad de mis tardes y sobre todo en el reposo protector de las noches en tus brazos y en el resplandor de los soles de antaño. Te miro cuando no me ves entre ruinas que conocimos juntos y bosques en los que dejamos una huella de nosotros mismos; te hablo con el aleteo de las mariposas que te acompañan, cuando estoy necesitada de consuelo. Te hablo, con la voz que tenga; con el silencio quizá, con el secreto. Te escucho a pesar de mi sordera, leyéndote los labios, besándote quedito en

Carta del vencido y olvidado a una Malinche como tantas otras

Estimada Malinche, Ya no hace falta buscar los temblores de tus labios entreabiertos, mirarte dormir o soñar despierta pensando en tus besos a escondidas. Ya no hace falta mirarte a los ojos para encontrarme a mí mismo. Ya todo pasó. Ya todo se ha ido perdiendo: la imagen tuya tan estremecida, tan vaga ahora con el paso de los años. Todo los universos contradictorios, las dimensiones imaginadas y creadas para darte cabida se fueron cerrando, como se van cerrando los hoyos negros que todo consumen. Tus estrellas y tu luz se fue perdiendo, mientras te encontrabas encerrada en la memoria y como parte de la realidad oculta. Te me fuiste algún día, a un país lejano del que al parecer nunca regresaste. Aún sentada frente a tí, yo se que ya no existes, que te fuiste y no volviste. Aquel día de invierno, en el que me dijiste adiós... tristes y a la vez inciertos los recuerdos me hacen sucumbir a la tentación de pensarte. Te imagino entonces como fuiste y como nunca fuiste y como hu

Reflecciones I

Ayer le pregunté a la luna, si sabía lo que había detrás de los espejos... me contestó muda y necia, que no existía más que el reflejo de mi insomnio... me callé por un minuto, tal vez dos, mientras lo pensaba. Me di cuenta entonces que la noche había acabado y la realidad detrás de los reflejos, se encontraban en la madrugada...

Juntos

Los sonidos de la mañana se esconden en las cortinas; son tus ojos cerrados los que cuentan las primeras historias, sueñas con las melodías y los brazos abiertos, sujetando al mismo tiempo mi cuerpo, que te envuelve. Estamos protegidos de la lluvia; de la nieve. Somos inmunes al veneno, somos fuego y nos consumimos juntos; somos agua y fluimos en dirección conjunta. En mundos reales, imaginarios; universos primeros o paralelos, tenemos las palabras que nos acompañan. Las del poeta, las de las notas. Estamos aquí, tan presentes, tan cercanos; tan uno con el otro.

Demonios y otros dilemas

El primer demonio le habló al pasar por la estación del metro. Su cabeza, tan llena de pájaros, se dispensó de sus funciones por un momento y decidió subirse al primer tren que pasara para ir a buscarlo. No es que necesitara alguna razón especial; simplemente el demonio la guiaba con un sinfín de promesas. Y ella se dejaba llevar. Al llegar no lo encontró donde pensaba. El lugar estaba tan lleno de gente conocida, que no supo de dónde sacar los pretextos necesarios para escabullirse, para preguntar por él; para buscarlo sin tener que dar explicaciones detalladas. Sentía que la miraban feo, como si fuera una extraña. Y lo que pasa es que lo era, una extraña. Qué más da – pensaba – si lo que quiero es verlo, tocarlo, sentirlo, tal vez hasta callar para martirizarme. Demonio, no me hables tan fuerte que me zumban los oídos. Lo vio bajar de una escalera lateral y con la mirada le reprochó el que no hubiera estado desde el comienzo del universo esperando su llegada. Las sorpresas

Jerónima

El reloj marca las seis de la tarde. El sol se oculta en el horizonte como un lamento en una garganta que ya no sabe procesar la voz. Un calor de ésos típicos de los veranos lluviosos se respira en el jacal oscuro y frío – de lodo y piedras. Algunos de los murmullos de la noche se pierden en el viento. Entre esos susurros se puede percibir la respiración agitada de una anciana, que mira por la ventana, mientras borda un pañuelo en su silla de mecate. Las carretas se escuchan desde el otro lado de la puerta y el relinchar de los caballos la adormecen, como si fuera una canción de cuna. Mira con tristeza el correr de la lluvia en el vidrio y suspira, sintiendo al mismo tiempo la nostalgia y el vacío, dentro de las entrañas. Los frijoles han comenzado a hervir en la hornilla. Es hora de ponerles sal. Deja la costura y se dirige pesadamente a la cocina callada, serena; sin dejar de mirar hacia la puerta…con el anhelo a carne viva de escuchar el murmullo de su voz. Echa la sal con c

Negru

Negru no es un nombre común para un perro como yo. Me acuerdo que así me llamaron alguna vez, cuando recuerdo también haber abierto los ojos en una esquina del Bulevardul Aviatorilor. Soy hijo de la Perra Madre – no sabemos su nombre. Somos solamente Hijos de la Calle. Nos hicieron por coincidencia y sin amor en algún parque de la ciudad; rodeados de ruidos y peligros inminentes. Somos los Hijos de la Ciudad – esta ciudad vieja y llena de historias que contar. Mi vida es simple y a la vez llena de pasiones y aventuras. Duermo en los parques que voy encontrando, o bajo los coches estacionados en las Stradas adyacientes al Bulevardul. No me voy lejos de ahí. Me sentiría despatriado, perdido. A veces los pasantes me asustan, pero el guardia de la Oficina de Aviator me llama Negru – será que él también se acuerda de porqué me dicen así. Yo lo visito siempre, le hago companía y lo escucho cuando me habla y piensa que no lo entiendo. Y claro que lo entiendo, soy un perro inteligente

Una canción de todo

Dentro y fuera de este cuerpo, existe un universo que te contiene; te respiro con bocanadas de aire, que me llenan los pulmones y los deseos. Te siento en los latidos mudos, los aleteos de las mariposas secas, las que acompañan a las mañanas llenas; en las que tus brazos me protegen del desvelo. Fuera y dentro de tus manos, existe el mundo al que he vuelto; el retorno de lo perdido, de lo buscado, de lo recuperado. Tienes el poder del habla, del oido; De la risa pura y el silencio; Me haces reir y llorar a un tiempo; Como una quinceañera enamorada de hace siglos. Tienes el poder de hacerme sangrar, cuando no es por fe es por desvelo; de mirar tu rostro sumido en el sueño, iluminado por la luna que me cuenta tus secretos: Aprendí a soñarte cuando me encontraba lejos; Donde las almas se pierden, cuando se les acaban los deseos. Aprendí a tenerte una mañana de invierno; Cuando me contaste a media luz, de nuevos días por compartir. En tus ojos encontré la paz; Los unicornios sueltos que ha

Te cuento un cuento?

Te cuento el cuento del que creyó en la paz y no pudo dormir nunca más? Te cuento el cuento del que calló el amor y se consumió después en su propio ardor? te cuento el cuento del que nació suspirando y pasó las noches en vela, soñando? te cuento el cuento del que entendió el mañana, y creyó en el futuro por toda una semana? te cuento el cuento del que tuvo frío y se calentó en instantes al llenar su vacío? te cuento el cuento del que tenía miedo y esperó sentado a que se apagara el cielo? te cuento el cuento del que buscó el sentido de la cordura y comenzó a girar en su mismo eje hasta encontrar la locura? Y si así contándote un cuento, te pienso y te nombro, es el mundo mismo el que te obsequio, su escombro.