Antes hacía menos frío en las cuevas. El demonio se había ido acostumbrando a recogerse junto al fuego con el paso de los años. Tenía mucho tiempo solo y a la vez tan acompañado de sus nostalgias y recuerdos. El demonio escuchó la voz poco antes del crepúsculo. Parecía lejana pero a la vez resonaba en el eco de las cuevas. Primero comenzó a dudar de su propia cordura. También los demonios empiezan a alucinar compañía cuando se sienten solos. Los días son los peores. La voz se fue acercando y el demonio salió al encuentro. La voz pertenecía a un hombre cantando mientras subía la montaña. Con voz rugosa y jadeante, masticaba las palabras en una melodía sin son. El demonio salió a su encuentro. - Buenas noches, amigo. - dijo el demonio - ¿Qué te trae por estos rumbos? - Buenas noches igualmente - dijo el hombre deteniéndose por un momento tratando de ignorar la desnudez soberbia del demonio - Estoy en camino a La Buena Fe. Es un rancho tras las montañas donde vo...
Cuentos y poesía por Liliana Kriegs: de los demonios, de los tiempos, del alma incesante.