
El demonio tiene varios problemas. El primero en resolver es encontrar la puerta de la casa. Al parecer, todos los pasillos se han puesto de acuerdo para cortarle el camino.
No tiene recolección de los hechos de los últimos días. Meses? Años?
La casa huele a azufre. El demonio no tiene la culpa.
Se acuerda de la canción de "Little Talks" de Of Monsters and Men. La casa tan diferente y a la vez tan parecida a lo que alguna vez fue su lugar.
Puede ser que ya sea de noche. No pasa luz entre las maderas que alguien puso en las ventanas.
"Yo no fui." Pensaba el demonio otra vez cansado de buscar la puerta y con la espalda contra la pared. La gente siempre atando cabos y juzgando sin primero buscar la verdad. "No me digas que no te ha pasado." El demonio hablando consigo mismo, entristecido.
La mujer que vivía aquí dejó de vivir hacía mucho tiempo. Luego dejó de vagar los corredores y ahogar su pena en gemiditos penetrantes. Alguna tarde de otoño dejó de existir por completo. El demonio temió que regresara al día siguiente, pero ya no la ha escuchado en lo que parece una eternidad.
Las manchas de sangre se habían quedado repartidas por las paredes de la cocina. Sobre la mesa y las sillas del comedor. La lámpara alguna vez color crema se afeaba aún más con el tono cafezoso de la sangre seca y empolvada. Cuando apenas fresca, el demonio la había probado con la puntita de la lengua. "Ni siquiera había valido la pena!" El demonio se echaba en cara aún la debilidad del momento. "Cómo no aguantarse, carajo?!" Así mismo lo habían encontrado. Con las manos en la masa. O la lengua en la sangre. O las patas recién remojadas en las vísceras de Manuela Torres. O Manolita La Tórtola. Como quiera que haya sido, el demonio tenía otro problema: lo buscaban para lincharlo y él ni siquiera había tenido la culpa.
Se acuerda de otra canción. Pero no se acuerda del título. Y ahora atrapado sin encontrar la puerta. No entendía el motivo primario de la multitud que vino detrás del cartero que lo encontró probando sangría. Él no había tenido la culpa. La Manolita estaba ya bien despedazada y repartida por la cocina y el demonio ni siquiera sabía a quién atribuirle la labor. Pero eso sí, siendo demonio el mundo te sataniza. Si algo pasa, seguro fuiste tú, ser paranormal, ser infrahumano, ser despreciable, ser... "Pero si yo ni cerca andaba, caray." Suspiró el demonio y se estrelló contra el vidrio de otra ventana.
Lo habían dejado ciego, sin una pata y hasta sin pelo. Los muy animales pensaron que lo habían matado. Doh. Los demonios son inmortales. Sarta de pendejos. Pero ahora andaba perdido en la casa, sin rumbo. Los ruidos se habían ido secando. El demonio tenía varios problemas y el peor de ellos, era la inmortalidad.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario! /Thanks for your feedback / Vielen Dank für Dein Feedback!