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Una canción de todo

Dentro y fuera de este cuerpo,
existe un universo que te contiene;
te respiro con bocanadas de aire,
que me llenan los pulmones y los deseos.
Te siento en los latidos mudos,
los aleteos de las mariposas secas,
las que acompañan a las mañanas llenas;
en las que tus brazos me protegen del desvelo.
Fuera y dentro de tus manos,
existe el mundo al que he vuelto;
el retorno de lo perdido, de lo buscado, de lo recuperado.
Tienes el poder del habla, del oido;
De la risa pura y el silencio;
Me haces reir y llorar a un tiempo;
Como una quinceañera enamorada de hace siglos.
Tienes el poder de hacerme sangrar,
cuando no es por fe es por desvelo;
de mirar tu rostro sumido en el sueño,
iluminado por la luna que me cuenta tus secretos:
Aprendí a soñarte cuando me encontraba lejos;
Donde las almas se pierden, cuando se les acaban los deseos.
Aprendí a tenerte una mañana de invierno;
Cuando me contaste a media luz,
de nuevos días por compartir.
En tus ojos encontré la paz;
Los unicornios sueltos que habitan mis bosques negros;
Contigo encontré la fantasía,
de expresar mis poemas nuevos.
Y ahora son las palabras de antes, las de hoy, las de mañana,
las que descubres en mis besos

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